miércoles, 8 de abril de 2015

El hada de las sombras

Espero que tengáis un mejor día que yo, mis cotillas. Yo sigo aquí, con mi música, mi cigarrillo y mis depresiones. Con una sensación de soledad que me corroe por dentro, un abandono que me mata. Mis amigos más leales son un paquete de tabaco y un ordenador con los que desahogarme.

Tal vez algún día mejore esto, nadie lo sabe, pero por esta fase de mi vida... no deseo seguir respirando. Al acostarme rezo para no volver a abrir los ojos al día siguiente, la muerte me parece cada vez más atractiva. Sí, sé muy bien lo que digo, conozco bien este deseo mortal, pues llevo tiempo con él.

Hace unos meses tuve una pequeña temporada en que la suerte me hizo la persona más feliz del mundo gracias a un hombre maravilloso que me dio luz un tiempo. Pero la luz se apagó, la tiniebla vuelve a mi vida, y ya no me queda nada, ni nadie. Os preguntáis "pero Artemis, ¿y tu familia? ¿y tus amigos? " pero no tengo de eso. En serio, llegué a verme en la calle, en oscuros callejones se oscureció este hada, allí perdí la esperanza. Mi familia me dejó en la calle con dos mochilas, y mis amigos... los perdí sin remedio. 

Sigo luchando por sobrevivir, pero entre la anemia y la soledad no me veo capaz de seguir. Sigo trabajando, viviendo por mi cuenta, pero mi corazón no puede más. Mi alma marchita se muere mientras mi cuerpo aún respira. Mi espíritu errante reza por el final de mis días.

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